En Anei reconocemos la importancia de nuestros asociados cafeteros, quienes con su esfuerzo y dedicación nos brindan una amplia variedad de perfiles cafeteros.
Cada cafetero es una historia familiar de compromiso y legado cultural que se transmite a las generaciones futuras, por eso queremos compartir una pequeña historia sobre uno de nuestros asociados.
Juan Torres, es uno de los productores más antiguos de la organización, con 14 años trabajando junto con nosotros y poniendo en práctica desde su unidad productiva todos nuestros compromisos como hermanos mayores (Arhuacos) encargados de enseñar a los hermanos menores (no indígenas) sobre la conservación de la naturaleza. Junto a su familia por estos principios culturales trabajan día a día cuidando a la madre tierra, realizando buenas prácticas agrícolas, abonando el café según las lunas, pidiendo permiso a nuestros padres para realizar la siembra, cuidando los ríos, el aves y todo lo que lo rodea, ya que para cada proceso se armoniza el primer principio.
Por su ubicación geográfica y microclimas en su unidad de producción, también está rodeada de frondosos árboles como guamo, roble, guayaba, cedro, limón, aguacate, mango, cítricos, laurel, mano de tigre, y otras especies que han facilitado la productividad de café con perfiles exóticos y frutales, con diferentes variedades como Caturra, Típico Nativo, Colombia, Tabi, que el señor Juan Torres y su familia se esfuerzan para que estos atributos no se pierdan en el proceso de lucro, de solo recolectar cerezas maduras, realizar un despulpado cuidadoso para no maltratar los granos, cumplir con las horas exactas de fermentación, lavar y secar en la camilla de café. Una vez seco el café pergamino, las mujeres hacen el último trabajo en el enlace, para dedicarse a hacer una selección manual de los granos brocados para evitar los problemas de taza.
Todos estos sabores que ofrece la madre tierra y la dedicación de este productor y familia se pueden disfrutar en una taza de algún lugar del mundo.